Las creencias son afirmaciones, opiniones, convicciones que tenemos sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el mundo que nos rodea.
Son como nuestro Pepito Grillo (la voz de nuestra conciencia) que se pasa el día diciéndonos lo que podemos y lo que no podemos hacer.
Realmente son sólo opiniones pero el gran problema es que para nosotros son verdades absolutas. Son certezas. Hechos indiscutibles.
Una creencia es "tu verdad". Y eso hace que tiñan todo lo que vemos. Pintamos el mundo a través de nuestras creencias y modelan nuestros actos y nuestra forma de ser. Otro de los problemas de nuestras creencias es que las tenemos en nuestro subconsciente, que viene a ser algo así como nuestra esencia, nuestro disco duro donde almacenamos todos nuestros recuerdos y experiencias.
Se han ido grabando a fuego en él desde que éramos niños, a través de nuestra educación, de lo que nos decían nuestros padres, de las opiniones de los demás…
Las creencias que incorporamos en nuestra niñez se suelen quedar con nosotros para toda la vida.
Son como las capas de la cebolla, estamos llenos de ellas.
Somos un manojo de creencias. Aunque sería mejor decir que son ellas las que nos tienen a nosotros, ya que nuestro subconsciente no piensa, reacciona automáticamente en función de las creencias que tiene.
A través de nuestras creencias podemos cambiar nuestra realidad, nuestras vidas y nuestra salud.
Al final, nuestra vida es un reflejo de lo que creemos. Las creencias conforman lo que ocurre a nuestro alrededor. Si no estás contenta con lo que tienes a tu alrededor ¡revisa tus creencias!.
+ info en el artículo "Cambia tus creencias y cambiarás tu vida"